El año 2020 y las medidas sanitarias han acelerado considerablemente la tendencia básica del desarrollo de las subastas digitales. Muchos operadores lo han aprovechado para desarrollar su negocio y ganar nuevos clientes. En primavera se puso a la venta una abundancia sin precedentes de lotes, que se sumaron al elevado volumen habitual de relojes y joyas desde hace varios años. En Francia, el líder de las subastas en línea ha visto así aumentar sus ventas de 400 eventos mensuales en 2019 a 600 en 2020, todos los temas incluidos.
Los compradores primerizos,aún más numerosos
La digitalización de las ventas impuesta por las circunstancias ha tenido éxito, ya que el número de registros para ventas en línea este año creció una media del 30% en el segundo semestre de 2020.
Esta revolución digital, una auténtica bendición para algunos, ha permitido a todo el sector renovarse y entrar en una nueva era, dirigiéndose al mismo tiempo a una nueva clientela.
Frente a la fuerte competencia de las ventas en línea de relojes de segunda mano, las casas de subastas supieron reaccionar y ampliar su público, así como su visibilidad internacional.
Una oferta virtual cada vez más sofisticada para compradores exigentes
Otra constatación importante de los profesionales de las subastas es el nivel récord del índice de conversión. Así, el número de operaciones adjudicadas y vendidas en 2020 es del 60%, frente a un máximo del 39% en 2019. Sin embargo, no todos los actores se han beneficiado de este éxito, generado por la proliferación de las ventas en directo, más fáciles de organizar que una venta en sala.
Más concretamente, son las estructuras más ágiles (y, por tanto, más pequeñas) las que han podido adaptar sus operaciones para absorber gran parte de estas ventas. Además de estos factores de éxito, el cierre de puntos de venta considerados "no esenciales" ha dirigido a los clientes habituales hacia las salas de venta virtuales.
Pero, ¿es seguro comprar en una casa de subastas?
La aceleración relámpago y la facilidad para los compradores que ofrece este nuevo canal de distribución de objetos de segunda mano no está exenta de peligros. El indispensable peritaje de objetos como los relojes exigirá, en un futuro muy próximo, garantías objetivas dentro de un marco normalizado.
¿Protege la ley a los compradores?
Por desgracia, no lo suficiente. En octubre de 2020, el Tribunal de Casación dictó sentencia y esta jurisprudencia podría muy bien aplicarse al sector de la relojería, especialmente afectado por las falsificaciones.
Se trata de una mesa de compás de Jean Prouvé.
En 2007, un licitador adquirió varios lotes en una subasta. Como estas compras no se pagaron en su totalidad, la casa de subastas emplazó al comprador a pagar los precios de cada una de las ventas. En respuesta, el comprador solicitó que se anularan y rescindieran las ventas. Las ventas se declararon perfectas, a excepción de un lote -una mesa de compás de Jean Prouvé- para el que se ordenó un peritaje. En su informe, el experto concluyó que el cuadro era auténtico. Observó, sin embargo, que el tablero de la mesa era de chapa de roble y no de roble como se indicaba en el catálogo de venta.
El comprador solicitó que se declarara la nulidad de la venta debido a un error sobre las cualidades sustanciales de la mesa de compás (en particular, el material de la tapa), error derivado de la inexactitud de la información del catálogo. Su demanda fue rechazada por los jueces de primera instancia; recurrió en vano ante el Tribunal de Casación.
Un error difícil de demostrar
El Tribunal desestimó su recurso: recordó, de forma clásica, que la inexactitud de la información que figura en el catálogo de una subasta no basta para probar el error del comprador sobre las cualidades sustanciales del lote adquirido, ni para justificar la anulación de la venta, a pesar de la especial importancia de esta información en el contexto de este tipo de ventas.
El tribunal consideró que el comprador no había probado que el error relativo a la constitución de la encimera (roble macizo o chapado) fuera determinante para su consentimiento. Habría sido diferente si el error se hubiera referido a la atribución de esta mesa a Jean Prouvé, cuyo principal atractivo residía en su base de compás, característica del estilo del diseñador. Aunque cualquier error no conduce necesariamente a la anulación de una venta, la atención prestada antes de cualquier venta a la verificación de cada una de las afirmaciones que figuran en los catálogos evita sin duda muchos litigios y largos procedimientos judiciales.
El Watch Certificate™: la respuesta a esta necesidad de normalización
La tecnología desarrollada por Watch Certificate™ nació de este deseo de asegurar cada transacción autenticando (por un experto en relojes) y luego certificando (por un experto independiente) cada reloj antes de su transferencia de propiedad.
El duplicado digital del reloj que constituye el Watch Certificate™ tranquiliza así al comprador sobre la autenticidad de su reloj en todos sus componentes (más de 45 puntos de control que pueden ser consultados en cualquier momento por su propietario).
El certificado también ofrece muchos otros servicios, más información aquí: WatchCertificate.com