Las manecillas son varillas rígidas que se utilizan para indicar la hora en la esfera de un reloj. Por lo general, hay tres tipos de manecillas en los relojes. La más gruesa y corta es la que señala las horas, se llama aguja pequeña. El segundo tipo es la aguja de los minutos, que se llama aguja grande porque es mucho más larga que la aguja de las horas. La tercera aguja, la que se ve moverse constantemente y que es muy fina, marca los segundos. Se denomina segundero. También hay agujas que indican otras informaciones: función de cronógrafo, fecha, reserva de marcha, etc.
Composición de la aguja
Esta pieza esencial de un reloj se compone de cuatro partes:
- El "cuerpo" desde el centro hasta el final que indica la hora
- El "centro" o "cabezal" donde se fija la aguja mediante un orificio central remachado al pivote vertical.
- El "cuello" está en la base de la cabeza y el cuerpo
- El "contrapeso", no siempre presente, pero que sirve para contrarrestar el peso de las agujas demasiado largas (generalmente el segundero). A veces está presente por motivos estéticos.
Las agujas giran de izquierda a derecha, e incluso han dado lugar a la expresión "en el sentido de las agujas del reloj". Pero, ¿por qué en esta dirección y no al revés?
Para entender el sentido de las agujas del reloj, tenemos que remontarnos a la época de las primeras herramientas para medir el tiempo, alrededor del año 1500 a.C. El reloj de sol se originó en el hemisferio norte. El movimiento de la sombra de la varilla, llamado "estilo ", permitía leer la hora. En esta parte del mundo, el sol sale por el este y se pone por el oeste, lo que crea un movimiento de izquierda a derecha en la esfera, movimiento que más tarde se conservó para determinar la dirección de las agujas de los relojes.